Como elemento arquitectónico, las celosías tienen una larga historia. Utilizadas desde la Edad Antigua en Egipto y Grecia, así como en el arte tradicional hispanomusulmán, han enriquecido un sinfín de espacios con sus figuras repetitivas e intrincados diseños. Hasta el día de hoy, mantienen su valor gracias a cualidades estéticas y excelentes características funcionales, adquiriendo un gran protagonismo en fachadas y muros divisorios de múltiples proyectos arquitectónicos contemporáneos – especialmente en aquellos de uso residencial.
Las celosías son estructuras compuestas por una suma de bloques o piezas que, mediante la perforación o el desfase, generan aperturas repetitivas en una superficie. Fabricadas con métodos tradicionales de unión y superposición o con tecnologías innovadoras como máquinas CNC, existen en un abanico de formas, tamaños, colores y materiales. Los diseños pueden ser muy variados, formando cuadriculas romboidales, cuadradas o entramados de geometrías complejas. Además, según la necesidad de cada proyecto, pueden ser fijas, móviles o extensibles. Aquella versatilidad abre la oportunidad de instalar celosías en diversos espacios y dimensiones, permitiendo cubrir desde una pequeña ventana hasta fachadas completas.