La casa de Luis Barragán está ubicada en una pequeña calle en un barrio antiguo de Ciudad de México, un barrio popular constituido por sencillas casas tradicionales de vivienda en México. Dentro de este barrio también se pueden encontrar talleres, pequeñas tiendas y distribuidoras de materiales de construcción.
Barragán intentó darle al diseño un toque personal, dividiendo su planta en espacios muy diversos, pero con una lógica que integra cada una de sus partes, e integrando la arquitectura tradicional mexicana con la arquitectura moderna internacional.
Al ingresar a la casa desde la calle, el usuario se encuentra con la portería, la cual se ilumina a través de un vidrio amarillo inundando la habitación de una cálida luz. Siendo el límite entre el interior y el exterior, este espacio es un lugar de espera, que prepara al usuario a ingresar y absorber la arquitectura característica de esta casa, donde se destacan la piedra, la madera y los muros encalados.