Alta ingeniería en el Parque Deportivo de Quzhou

Alta ingeniería en el Parque Deportivo de Quzhou

MAD Architects, dirigido por Ma Yansong, ha terminado el estadio de Quzhou, la pieza central de un complejo de casi 700.000 metros cuadrados que se conocerá como Parque Deportivo de Quzhou, en la provincia de Zhejiang. Quzhou es una ciudad histórica situada a 400 kilómetros al suroeste de Shanghai y rodeada de densos bosques al este y al oeste. Su sinuoso perfil exterior refleja la cresta montañosa de una vista lejana del lugar, mientras que su paisaje evoca él de planetas imaginados por visionarios autores de ciencia ficción.

A pesar de su impresionante aforo de 30.000 asientos, el estadio de Quzhou se diseñó para que pareciese una continuación del paisaje circundante, en lugar de un objeto que destacase sobre él. A diferencia de los típicos estadios tipo fortaleza construidos en zonas urbanas de todo el mundo, MAD Architects estaba decidido a construir un estadio que integrara gran parte de la tecnología empleada en su producción para que, en su lugar, pudiera abrirse al espacio público circundante desde casi todos los ángulos.

MAD Architects considera que los terrenos del estadio no sólo son un dinámico espacio verde adyacente al centro urbano de la ciudad, apto para el atletismo y el ocio, sino también una oportunidad para establecer una conexión espiritual entre las personas y la naturaleza. Para Ma Yansong, el estadio de Quzhou rompe con la arquitectura deportiva convencional. Está concebido como una pieza de land art que se sumerge en la naturaleza y acoge a todo el mundo para que se reúna y comparta el espíritu deportivo. Con este concepto en mente, las ondulaciones de la topografía circundante se trasladan a la fachada inclinada, en la que se anima a los visitantes a determinar por sí mismos dónde acaba el paisaje y empieza el edificio. Incluso cuando el estadio está cerrado, se anima a los visitantes a subir a la estructura y tratarla como una parte activa del paisaje.

La estructura en voladizo del estadio de Quzhou, que aparece desde la distancia como un halo que planea suavemente sobre el paisaje, es la nueva joya de la corona de la ciudad. Los visitantes se acercan al estadio atravesando la marquesina desde una de sus ocho entradas, todas ellas con complejas superficies de doble curvatura que se ondulan como las olas del mar. La marquesina se apoya en sólo nueve puntos de caída con una luz máxima de 95 metros entre ellos para permitir que el edificio “flote” sobre el paisaje y ofrezca perspectivas enmarcadas de la ciudad desde muchos puntos de vista.

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