Archdaily – Eduardo Souza – Junto a una pared o en la esquina de una habitación, la mayoría de los sofás parecen relegados a permanecer apoyados contra la única pared disponible en un espacio, preferiblemente con un televisor frente a él. Como suelen ser muebles muy grandes, pueden ser piezas complicadas de integrar en un espacio. Como consecuencia, un sofá puede terminar “endureciendo” un espacio, restringiendo el movimiento y quitando flexibilidad –un aspecto cada vez más importante para los interiores– de una habitación. Es por esto que el sofá puede considerarse una pieza ancla en el diseño de interiores: un elemento cuya ubicación probablemente no cambiará a lo largo del tiempo, y que tendrá un impacto en los demás elementos dentro de un espacio.
Los sofás modulares, sin embargo, dan flexibilidad y versatilidad a una pieza rígida. Compuestos por piezas separadas, pueden adoptar varias formas y tamaños, creando diferentes ambientes y cambiando por completo la disposición y distribución de un ambiente. En este artículo mostramos algunas opciones de sofás modulares y cómo pueden dinamizar los espacios interiores, con ejemplos de productos del catálogo de Architonic.
Ángulos Rectos
Los ángulos de 90 grados son los más habituales en arquitectura, por su racionalidad y facilidad de construcción. Naturalmente, los sofás modulares que combinan ángulos rectos también son los más tradicionales, adaptándose fácilmente a la mayoría de los espacios internos. Los módulos se pueden agrupar o separar; con secciones con o sin respaldo; rectangular o cuadrada. Organizarlos en una cuadrícula simple puede permitir diseños prácticamente infinitos, lo que brinda a las personas la libertad de ser creativos.