Archdaily | Agustina Iñiguez – Cuando llega el momento de definir la estética que cobrara un espacio ya sea interior o exterior, los profesionales de la arquitectura y del diseño de interiores debieran primero comenzar por preguntarse cuáles son o serán las necesidades de sus futuros habitantes. El diálogo con los usuarios resulta fundamental para poder establecer el estilo de los espacios que involucra su forma concreta de ambientación a través de la composición, colores, formas y mobiliarios.
Una vez en el espacio, existen diferentes principios de diseño a tener en cuenta como, por ejemplo, el balance que remite a la posición visual de los objetos en una composición y puede ser de dos tipos: simétrico o asimétrico. Otros de los principios son el ritmo, que provoca la percepción de la totalidad de los elementos como un todo y puede aplicarse agrupándolos de forma radial o lineal, y la unidad, que permite la relación de los elementos entre sí a través de determinadas operatorias como la proximidad, continuidad, repetición de patrones, similitud, etc. Por último, guardar proporción entre los elementos y el espacio, y brindar protagonismo con énfasis a un elemento o punto de vista a través de su color o tamaño, también contribuyen en el diseño de la espacialidad que proyectamos.